Desde la realidad acústica de Deus hasta la intensidad interpretativa de Jaime García Soriano Burgim se mueve desde hace años entre las atmósferas viscerales de Billy Corgan y las melodías imposibles de Thom Yorke. Quizás sus canciones no tomen la trayectoria coherente que los estándares del indie nacional nos tiene acostumbrado pero sus temas van más allá, transportándonos a la rima imposible y al acorde imperfecto.
Desde Valdemorales y tras su paso como vocalísta por Eclypside y Ciconia bros, Burgim vuelve a apostar por sus raices independientes, lejanas al rock y a la música de autor pero a años luz de la intranscendentalidad del indie actual.
Música pretenciosa defendida desde la sencillez de los difícilmente ecualizables sonidos acústicos.
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